sábado, 21 de enero de 2017

EL ESPIRITU SANTO ES NUESTRA GUIA


Todos los hijos de Dios estamos en un peregrinaje. Mientras viajamos a través de la vida en camino a nuestro hogar eterno, enfrentaremos una multitud de decisiones. Las bifurcaciones en la vía y las intersecciones sin letreros nos retarán y frustrarán. En tales circunstancias, ¿cómo podemos saber qué camino tomar?
El Señor prometió darnos un Guía interior que estaría siempre presente. Desde el momento de la salvación, el Espíritu Santo viene a morar en la persona que acepta a Cristo como Señor y Salvador. Como una brújula, el Espíritu Santo nos dirige exactamente por el camino correcto en cualquier decisión. Él jamás se equivoca.
Usted pudiera estar pensando: Si el Espíritu Santo está viviendo en mí, y nunca se equivoca, ¿por qué sigo cometiendo errores? Su dirección es siempre correcta, pero nuestra recepción no siempre es clara. Someterse al Señor es un requisito esencial para recibir su dirección. No podemos tolerar el pecado y seguir nuestro propio camino, y esperar recibir su dirección.
El pecado hace a nuestra percepción de la clara dirección de Dios, lo que hace un imán a la aguja de una brújula. Si se coloca un imán junto a una brújula, la aguja apuntará en distintas direcciones. Asimismo, el pecado nos desvía.
Cuando no tenga clara una decisión, hágase estas preguntas: ¿Será glorificado Cristo con esta decisión? ¿Puedo hacer esto en el nombre de Jesús? Si la respuesta es no para cualquiera de ambas, no tome ese camino, porque el Espíritu Santo no le está guiando. Su dirección está alineada siempre con la Palabra de Dios, y trae gloria a Cristo.

COMO ENCONTRAR FUERZAS EN LA DEBILIDAD

Al final de su vida, Sansón clamó a Dios por fuerzas suficientes para vencer a sus enemigos y morir (Jue 16.28, 30). De haberse vuelto al Señor antes de enredarse con Dalila, el resultado podría haber sido muy diferente.
Cuando usted hace frente a una tentación, su única defensa verdadera está en Dios. Si se vuelve a Él en su debilidad, su Espíritu Santo le guiará y gobernará su vida. Él está allí para darle fuerzas y protegerle, pero es esencial que usted esté sometido a Él. Hay tres pasos en cuanto a esto:
1) Pídale al Señor que mantenga en estado de alerta para identificar cualquier aspecto de fragilidad en su vida, y tenga después la honestidad suficiente para ver sus defectos tal como son.
2) Confiese sus pecados a Dios, diciendo: “Señor, reconozco que _____ es un área de debilidad en mi vida”. Es importante que mencione el nombre del pecado específico con el que esté luchando.
3) Pídale a Dios que le dé fuerzas y sabiduría para alejarse de la tentación, apartarse de las distracciones que corrompen, y evitar los lugares que le llevarán a pecar.
¿Cuántas veces clamó David a Dios? Fue perseguido y tentado continuamente, pero encontraba fuerzas en el Señor (Sal 57.2). Cuando olvidó recurrir a Dios, su deseo sexual lo dominó (2 S 11.1-3).
El Espíritu Santo vive dentro de cada creyente. Está allí para fortalecer, guiar y proteger a todos los hijos de Dios. Decida ser obediente al Señor, y Él le ayudará a andar en sus caminos. Si usted se niega a reconocer sus debilidades, o peor aun, si las consiente, estará destinado a la derrota.