viernes, 28 de octubre de 2016

COMO DEFENDERSE DE LA TENTACION

SANTIAGO 1.12-16
Para construir una defensa contra la tentación, debemos entender cómo funciona. Cada pecado origina un pensamiento, a menudo el resultado de un dardo de fuego que el maligno lanza a nuestro camino (Ef 6.16). Si el creyente se aferra a ese pensamiento, éste se convierte en una fantasía, --la oportunidad de imaginar lo que sería perseguir esa idea sin llegar a practicarla. El problema con las fantasías es que fácilmente pueden turbar las emociones de la persona. Esto crea un deseo, que lleva al creyente al punto donde tiene que hacer una elección: o consiente el pecado, o lo rechaza. Este proceso es muy peligroso, ya que la evolución desde el pensamiento hasta la elección puede ser casi instantánea.
Los sabios deciden con antelación resistir la tentación, antesde que ésta entre en su conciencia. Hay dos puntos de apoyo para una buena defensa: el compromiso de obedecer a Dios, y el reconocimiento de que Él tiene el control y ha limitado lo que Satanás puede hacer (1 Co 10.13).
De la misma manera podemos mantenernos firmes cuando la tentación deja de ser una fantasía. Satanás tiene la manera de llamar la atención al placer del pecado hasta que eso sea lo único que veamos. Pero con un esfuerzo consciente, podemos ver todo el panorama:¿Es esta decisión una violación de la Palabra de Dios? ¿Cuáles son las consecuencias? ¿Estoy dispuesto a pagar ese precio?
Ninguna defensa contra la tentación está completa sin el estudio de la Palabra y la oración, pues éstas edifican nuestra fe. Si el baluarte alrededor de nuestra mente y de nuestro corazón se fortalece, estaremos más preparados para apagar los dardos de fuego de Satanás.

LA MIOPIA ESPIRITUAL

LUCAS 16.19-31
En Lucas 16, Jesús cuenta la historia de un hombre rico que vivió para sí mismo sin tomar en cuenta a Dios. Después de morir, experimentó la consecuencia de su decisión --su separación eterna del Señor.
Jesús lo describe como alguien que vivía rodeado de lujos (v. 19), proveyendo para sí lo mejor que el dinero podía comprar, pero dando poco al pobre que estaba a su puerta. Es importante entender que este hombre no fue juzgado severamente por Dios por su riqueza. Él no se opone a nuestro éxito. Ni tampoco quedó separado del Señor por su falta de caridad hacia los demás. No hacía daño deliberadamente a otros, sino que no notaba a quienes padecían necesidades por estar concentrado solamente en sí mismo.
El error del hombre rico fue que hacía toda clase de provisión para su cuerpo, pero ninguna para su alma. Nuestra cultura practica un estilo de vida parecido. Adquirir riquezas materiales y la satisfacción propia, son la búsqueda principal de muchos en nuestro mundo. Lograr lo que uno quiere parece ser el objetivo, ya sea luchando para llegar a fin de mes, o teniendo la cuenta bancaria rebosante.
La Biblia dice que fuimos creados para relacionarnos con el Padre mediante la fe en su Hijo. El hombre rico ignoró a Dios y pagó el precio final. Nuestro destino eterno depende de la decisión que tomemos en cuanto a Cristo.
Quien acepta el regalo de la salvación de Cristo, vivirá eternamente con Él en el cielo. Quienes rechacen a Dios sufrirán la eternidad separados de Dios. Si usted conoce a personas que son miopes espirituales, ore por ellas para que pongan su fe en Cristo.

miércoles, 26 de octubre de 2016

2 TESALONISENSES 2:1-17 (TLA)



El hombre malvado

Cuando nuestro Señor Jesucristo regrese, nosotros nos reuniremos con él. Por eso, les rogamos, hermanos, que no se dejen confundir tan fácilmente. No se asusten si alguien asegura que ya llegó el día en que el Señor Jesús volverá. Tal vez alguien les mienta diciendo que el Espíritu le dijo eso, o que nosotros le enseñamos eso personalmente o por carta. No permitan que nadie los engañe. Ese día no llegará hasta que los enemigos de Dios se rebelen contra él y haya aparecido el hombre malvado,[a] que será destruido. Ese hombre está en contra de Dios y de todo lo que está dedicado a Dios. Hasta pondrá su trono en el templo de Dios, y afirmará que él mismo es Dios. Acuérdense de que ya les había hablado de esto cuando estuve con ustedes.
Bien saben ustedes qué es lo que detiene al hombre malvado, para que no aparezca antes de tiempo. 7 Porque su plan secreto de maldad ya está en marcha; sólo falta que se quite de en medio lo que detiene a ese hombre. 8-12 Después de eso, el malvado aparecerá. Satanás lo ayudará a engañar a muchos con señales y falsos milagros. Engañará con toda clase de mentiras a los que no quisieron amar y aceptar el verdadero mensaje de Jesucristo, mensaje que podría haberlos salvado del castigo que recibirán. Dios permite que ese hombre mentiroso y malvado los engañe, para que acepten lo que es falso. Así Dios castigará a todos los que no han querido creer en el verdadero mensaje y son felices haciendo el mal. Pero cuando el Señor Jesús vuelva, con todo su poder y su gloria, destruirá con el soplo de su boca al hombre malvado, y le quitará su poder.

Confiar en Dios

13 Pero nosotros siempre debemos darle gracias a Dios por ustedes. Dios los ama, y los eligió desde un principio para que se salvaran del castigo. Los eligió por medio del Espíritu que los separó para él, y porque ustedes aceptaron la buena noticia. 14 Dios los llamó por medio de la buena noticia que les anunciamos, para que participen del poder y de la gloria de nuestro Señor Jesucristo.
15 Por eso, hermanos míos, sigan confiando en Dios, y no se olviden de las enseñanzas que, personalmente o por carta, les hemos dado. 16 Dios nuestro Padre es bueno; por eso nos ha amado, y nos ha dado el consuelo eterno y la seguridad de que seremos salvos. A él y a nuestro Señor Jesucristo les pido 17 que les den ánimo y fuerzas, para que siempre digan y hagan lo bueno.

COMO MANEJAR LA TENTACION

1 CORINTIOS 10.12, 13
El sentido común dicta que un aprendiz de piloto que vuela por primera vez en una tormenta, necesita ser muy prudente. Pero un piloto experimentado sabe que tiene que estar tan atento en su tormenta número cien como en la primera. A pesar de años de experiencia, todavía puede ser derribado si no actúa prudentemente.
La tentación se parece mucho a una tormenta inesperada que daña a quienes toma por sorpresa. Al igual que un buen piloto, el cristiano debe estar alerta a la aproximación de la tentación y preparado para evitarla. En esta vida, ninguno de nosotros llega a un nivel de madurez en el que las tentaciones pierden todo su poder.
Entender nuestras debilidades es una parte importante para estar preparados. ¿En qué aspectos es usted más vulnerable? Lo que comúnmente consideramos como “pecados grandes” --como el adulterio y el asesinato-- no es lo que mete en apuros a la mayoría de la gente. Por lo general, son la multitud de “pecados pequeños” los que llevan a un gran problema.
La tentación es una invitación para llevar más allá de los límites dados por Dios, a cualquier deseo dado por Él. Usted da un paso por encima de la línea, y pronto tiene el incentivo para dar otro. Y luego otro. A menos que usted cambie de rumbo rápidamente, podrá encontrarse alejado del Padre y abrumado por la culpa y la vergüenza.
El problema de la tentación no puede ser ignorado. Identifique los aspectos en que usted es vulnerable, para que pueda preparar una defensa. Aprenda cuándo y cómo es más probable que se deje atraer, y busque siempre la ruta de escape que Dios prometió a quienes son tentados (1 Co 10.13).

jueves, 13 de octubre de 2016

OBSTACULOS PARA LA FE

Éxodo 3.10—4.17

Dios nos permite llevar a cabo su plan para nuestra vida. Cuando no llegamos a lograr las metas que Él nos ha puesto, no es porque el Señor, de alguna manera, haya fallado en darnos lo necesario. Es porque el fracaso, por lo general, es el resultado de un obstáculo que hay en nuestro corazón —una actitud que constituye un estorbo para nuestra fe. Como resultado, el flujo del poder de Dios se ve obstaculizado, y no podemos llegar a ser quienes Él desea que seamos.
Moisés es un ejemplo dramático del potencial destructivo que tienen los obstáculos para la fe. Llamado a una de las mayores misiones en toda la Biblia, el futuro líder respondió con excusas de por qué no podía obedecer.
Las excusas para desobedecer no han cambiado mucho desde el encuentro de Moisés con la zarza ardiente. Trató de esconderse detrás de los mismos obstáculos para la fe que los creyentes alegan hoy: una baja autoestima (Éx 3.11, 12), ignorancia en cuanto a Dios (Éx 3.13-21), dudas de sí mismos (Éx 4.1-9), sentimientos de incompetencia (Éx 4.10, 11), y temor a fracasar (Éx 4.12, 13). Cada vez que Moisés se quejaba de que el Señor se había equivocado de persona, Dios le respondía con una firme y convincente refutación.
El tema de las respuestas a Dios es algo que todos los creyentes necesitamos entender, como lo hizo Moisés finalmente —es decir, que cuando somos llamados a servir, nuestras fuerzas, habilidades y conocimientos no importan. Es el Señor quien hace el trabajo por medio de nosotros. Él no busca a la persona más calificada sino a hombres y mujeres dispuestos a rendirse a Él. Cuando su poder obra por medio de nuestras debilidades, es evidente que solamente Dios pudo haber logrado el resultado.