sábado, 10 de marzo de 2018

¿ES ACEPTABLE ORAR REPETIDAMENTE POR LO MISMO, O SOLO DEBEMOS PEDIRLO UNA VEZ?


Respuesta: Lucas 18:1-7 dice, “También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar, diciendo. Había en una ciudad un juez, que ni temía a Dios, ni respetaba a hombre. Había también en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él, diciendo; hazme justicia de mi adversario. Y él no quiso por algún tiempo; pero después de esto dijo dentro de sí: Aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre, sin embargo, porque esta viuda me es molesta, le haré justicia, no sea que viniendo de continuo, me agote la paciencia. Y dijo el Señor: Oíd lo que dijo el juez injusto. ¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a Él día y noche? ¿Se tardará en responderles?” 

Lucas 11:5-13 declara, “Les dijo también: ¿Quién de vosotros que tenga un amigo, va a él a la medianoche y le dice: Amigo, préstame tres panes, porque un amigo mío ha venido a mí de viaje, y no tengo qué ponerle delante; y aquél, respondiendo desde adentro, le dice: No me molestes; la puerta ya está cerrada, y mis niños están conmigo en cama; no puedo levantarme, y dártelos? Os digo, que aunque no se levante a dárselos por ser su amigo, sin embargo por su importunidad se levantará y le dará todo lo que necesite. Y yo os digo; Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿o si pescado, en lugar de pescado, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿Cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?”

Ambos pasajes nos animan a orar – ¡y a seguir orando! No hay nada malo con pedir repetidamente la misma cosa. En tanto esté dentro de la voluntad de Dios (
1 Juan 5:14-15), sigue pidiendo hasta que Dios te conceda tu petición o quite el deseo de tu corazón. Algunas veces Dios nos fuerza a esperar la respuesta a nuestras oraciones para enseñarnos paciencia y perseverancia. Algunas veces pedimos por algo que aún no está en el tiempo que Dios ha determinado para nuestras vidas. Otras veces le pedimos algo que no está de acuerdo a Su voluntad para nosotros, y Él nos dice no. La oración no es sólo el presentar nuestras peticiones a Dios, también es Dios presentando Su voluntad a nuestros corazones. Sigue pidiendo, sigue tocando, sigue buscando – hasta que Dios te conceda tus peticiones, o te convenza de que tu petición no es Su voluntad para ti.

(Tomado del sitio Got Questions)

martes, 27 de febrero de 2018

PORQUE JESÙS TUVO QUE SUFRIR TANTO CUANDO VINO COMO HOMBRE?

Encuentro con Jesus
 
 
HEBREOS 5.7-8
Se ha preguntado usted alguna vez por qué tuvo Jesús que sufrir tanto cuando vino a la tierra como hombre?
Uno podría esperar que el Hijo del Dios vivo tuviera una vida cómoda y una muerte tranquila. Después de todo, ¿no habría pagado su sangre nuestros pecados, aunque hubiera sido derramada sin dolor y sufrimiento?
Pero Cristo se hizo hombre y vino a la tierra no solo para morir por nuestros pecados, sino también para identificarse con nosotros --con excepción del pecado-- en cada área de nuestras vidas. Y eso incluye el sufrimiento (He 2.17, 18). ¿Cómo podía un Salvador que nunca había padecido dolor ayudarnos en nuestro sufrimiento? Además, cuando para nosotros es difícil obedecer al Señor, necesitamos la ayuda de Aquél que aprendió la obediencia por las cosas que sufrió.
Pero, a diferencia de nosotros, el Señor Jesús no pasó de rebelde a obediente. Más bien, experimentó de manera personal la senda que tenemos nosotros que andar cuando Dios nos llama a hacer algo difícil o doloroso. Cristo luchó en su humanidad con la tarea que tenía ante Él: la muerte en la cruz. A pesar de que el Padre escuchó su clamor, el plan no fue cambiado, y Jesús lo sufrió todo en absoluta sumisión, tal como lo había hecho con cada "tarea" divina a lo largo de su vida terrenal.
La única razón por la que usted y yo tenemos la salvación, es porque Jesús hizo siempre lo que agradaba a su Padre; de haberse Él rebelado en esta área, toda esperanza para la humanidad perdida habría sido revocada. Si su obediencia en el sufrimiento dio como resultado un beneficio tan grande, imagine lo que está reservado para nosotros si hacemos lo que Dios quiere. 

lunes, 12 de junio de 2017

PROVERBIO Y REFRAN (Prèdica)

miércoles, 12 de abril de 2017

APRENDER EN LAS AGUAS TURBULENTAS

Salmo 34.1-19

Dios promete que cuando enfrentemos tiempos difíciles, Él mantendrá su mirada sobre nosotros. El Señor quiere ser nuestro maestro y guía en medio de la dificultad, pero debemos tener la actitud correcta para reaccionar de acuerdo a sus señales. Es decir, necesitamos:
Tener el anhelo de obedecer solamente la voluntad de Dios. La Biblia compara ese anhelo con el de un ciervo que jadea en busca de agua (Salmo 42.1). Así debe ser con nosotros cada vez que esperamos la dirección de Dios, en vez de actuar por nuestra cuenta.
Estar dispuestos a ser enseñados por Dios. Él transformará las pruebas difíciles en oportunidades para enseñarnos, cuando le buscamos para recibir orientación. Ese fue el caso de Ana cuando le rogó que le diera un hijo (1 Samuel 1-10). Y también el de María y Marta cuando su hermano Lázaro murió (Juan 11.17-27). Necesitamos tener un espíritu dispuesto si queremos aprender lo que Dios quiere enseñarnos. Dios sabe cuál es la mejor manera de infundir sabiduría, y puede elegir el dolor y la dificultad como medios de instrucción.
Rendirse a su voluntad. Antes de darnos a conocer la solución que Él tiene, el Señor nos pide que nos entreguemos a su voluntad. Nos llama a andar por fe, no por vista (2 Corintios 5.7), y a reconocer que sin Él somos impotentes (Juan 15.5). Confesar nuestro sometimiento a su voluntad es siempre lo mejor.
Las dificultades son una parte desagradable de la vida, pero pueden ser de valor. Muchas veces, lo que quisimos evitar resultó ser justamente lo que necesitábamos. Dios nos pide que tengamos un corazón sensible, un espíritu dócil y una voluntad rendida. ¿Refleja usted estas cualidades?

sábado, 21 de enero de 2017

EL ESPIRITU SANTO ES NUESTRA GUIA


Todos los hijos de Dios estamos en un peregrinaje. Mientras viajamos a través de la vida en camino a nuestro hogar eterno, enfrentaremos una multitud de decisiones. Las bifurcaciones en la vía y las intersecciones sin letreros nos retarán y frustrarán. En tales circunstancias, ¿cómo podemos saber qué camino tomar?
El Señor prometió darnos un Guía interior que estaría siempre presente. Desde el momento de la salvación, el Espíritu Santo viene a morar en la persona que acepta a Cristo como Señor y Salvador. Como una brújula, el Espíritu Santo nos dirige exactamente por el camino correcto en cualquier decisión. Él jamás se equivoca.
Usted pudiera estar pensando: Si el Espíritu Santo está viviendo en mí, y nunca se equivoca, ¿por qué sigo cometiendo errores? Su dirección es siempre correcta, pero nuestra recepción no siempre es clara. Someterse al Señor es un requisito esencial para recibir su dirección. No podemos tolerar el pecado y seguir nuestro propio camino, y esperar recibir su dirección.
El pecado hace a nuestra percepción de la clara dirección de Dios, lo que hace un imán a la aguja de una brújula. Si se coloca un imán junto a una brújula, la aguja apuntará en distintas direcciones. Asimismo, el pecado nos desvía.
Cuando no tenga clara una decisión, hágase estas preguntas: ¿Será glorificado Cristo con esta decisión? ¿Puedo hacer esto en el nombre de Jesús? Si la respuesta es no para cualquiera de ambas, no tome ese camino, porque el Espíritu Santo no le está guiando. Su dirección está alineada siempre con la Palabra de Dios, y trae gloria a Cristo.